Casa de campo en Lugo
Lo importante es, por una parte, que se mantuvieron sus fachadas de piedra, conservando su carácter de casa de aldea tradicional, pero con un interior nuevo, luminoso amplio y funcional. Desde el exterior, conserva el aire de las ruinas, ya que todos los huecos tienen ventanas o puertas de aluminio de una sola hoja, en negro, con vidrio transparente. De esta forma, la carpintería prácticamente desaparece y deja la casa de piedra abierta al exterior.
Por otra parte, se ganaron metros a la casa existente, cubriendo el patio y ganando para la casa el espacio dedicado a los animales, y consiguiendo un juego de 3 alturas.
La distribución del interior de la casa no camufla su estructura original, se reconocen el patio, la cocina y los alpendres. Algunas piedras, o zonas de los muros de piedra quedan al descubierto. En la fachada de piedra se distinguen perfectamente sus ampliaciones a lo largo del tiempo. La historia de la casa, desde su primera nave, las naves que se construyeron posteriormente y esta última reforma, se ve en sus muros.
Los radiadores de forja, recuperados de una obra en Madrid y colocados en batería también son un elemento característico de esta casa.
Fotografías de Juan Baraja
